La importancia de atreverse: Esta semana han pasado tantas cosas buenas que se me ha ocurrido que esta sería la mejor forma de contároslo. Dentro de que nada especial ha cambiado, una serie de afortunadas coincidencias, de decisiones bien medidas, de culminaciones de caminos que emprendí en el pasado, han resultado en una semana de lo más florida.
Y como, a pesar de las malas lenguas, de lo bueno puede una aprender tanto como de lo malo, he pensado en venir y contaros para no quedarme yo sola con ello.
El domingo pasado cerraba una etapa larga y difícil: Las mujeres de la familia Medina llegó por fin a dar con la tapa que cierra el final del libro. Digo larga y difícil porque escribir este libro, como ocurre tantas veces, no ha sido sencillo ni relajante. Las mujeres de la familia Medina me ha sacado por completo de mi zona de confort, y ha supuesto un viaje íntimo a lo más recóndito de mis entrañas, y la vista allí, creédme, no es siempre bonita ni agradable. Pero ha merecido la pena porque pienso que solo así puede uno arriesgarse a escribir buena ficción, y justo esto enlaza con lo que os quiero contar hoy.
Otro de los hitos importantes de esta semana ha sido mi sesión con una asesora de marca personal (los que me seguís por instagram stories lo visteis en vídeo en @maria.fornet.escritora). Fue importante porque Ami, como buena profesional, me puso en pocos minutos en el borde mismo de todo aquello que siempre dije que no me vería capaz de hacer y que por supuesto no haría. No os miento si os digo que en menos de diez minutos estaba vendida. Tardé poco en convencerme a mí misma de algo que siempre predico, pero no con el ejemplo, y es que todos tenemos un valor diferencial, todos tenemos unas habilidades que nos hacen únicas, y lo generoso y lo valiente es ponerlas al servicio de las demás. Y qué fácil es decirlo así, pero qué difícil es andar ese camino. Ojo, que no hablo aquí de comprometer la visión de nuestros proyectos, hablo de algo muy distinto: de salir de lo conocido, de lo cómodo, del terreno en el que nos sentimos seguras y arropadas.
Aun con todo, no me olvidé de algo, y es que el paso más grande ya lo di al principio, por eso que de ahí al planteamiento siguiente solo hubiese un paso: ¿Que tengo que abrir un canal de Youtube para poder comunicar en otros formatos, conectar con vosotras desde otros ángulos? Pues lo abro. ¿Que tengo que atreverme a exponerme más, a esconderme menos detrás de estas letras para que mi mensaje llegue más limpio, más honesto y claro? Pues lo hago. Como os decía, el paso más difícil ya lo di al principio, justo el día mismo que abrí este blog y pensé que me desintegraría (no exagero, palabrita que lo pensé). Y no lo hice. No solo no lo hice, sino que a día de hoy no deja de darme alegrías.
«Felices los valientes, los que aceptan con ánimo parejo la derrota o las palmas». Jorge Luis Borges.
Así que si os puedo mandar hoy un mensaje, es este: la importancia de atreverse.
Hazme caso, de verdad. Sea lo que sea que estás pensando hacer, pero no tienes tiempo, no tienes estrategia, no tienes coraje para hacerlo, hoy es buen día para que lo enfrentes. Guarda las excusas y da un paso, sea ese el que sea: busca a alguien que te ayude a generar una estrategia y contrátalo, compra un trípode para tu cámara y graba tu primer vídeo, vuelve a darle una vuelta a tu currículum, envía ese correo con el que tanto has estado procrastinando. Por muchas cosas, pero sobre todo porque merece la pena. Porque tú mereces la pena y alguien quiere leerte, escucharte, contratarte. Porque nada es más importante ni más difícil que atreverse a dar ese primer paso. Lo demás, es pan comido.
Con amor,
MF.
las palabras adecuadas para da el paso y ACTUAR. Yo, por mi parte, he mandado un mail importante, me he atrevido. Gracias Maria!
Y lo lejos que puede llevarnos un simple gesto. Incluso un email 🙂
Un abrazo,
MF.