¿Qué decís? ¿Se puede superar la ansiedad? ¿Es la ansiedad un rasgo y, como tal, permanece con nosotros en mayor o menor medida a lo largo de nuestra vida?
No os prometo que la pregunta tenga una respuesta simple, ni siquiera os prometo que la pregunta tenga respuesta. Pero lo que sí os prometo es que, lo que hoy os cuento, es lo más cierto que os haya contado nunca.
Esta entrada la he querido escribir cien veces, pero nunca encuentro el momento adecuado. Y tras darle infinitas vueltas, hoy me he decidido sentarme, justo al darme cuenta de que no hacerlo no era más que culpa de una resistencia interna. Una resistencia que se resiste (¿es que no es eso lo que hacen las resistencias?) a mostrar una parte de mí que no me avergüenza, aunque en ocasiones, os confieso, aún me abruma.
Aquellos que me conocéis de cerca, lo sabéis: siempre fui ansiosa. Pero también sabéis que, hará ya unos buenos diez años, esa ansiedad latente, esa ansiedad rasgo, que había sido parte de mi personalidad y mi historia por tanto, se convirtió, primero en un pequeño tembleque, como la orilla de un río sin olas, después, en muy poco tiempo, en un auténtico tsunami. Y aunque durante un tiempo recordé aquello con horror, ya no lo hago, todo lo contrario, lo recuerdo con cariño. Por eso creo que mi historia os puede ser útil.
Sois muchos los que experimentáis ansiedad —notad que no he dicho sufrís—. Muchos los que experimentáis ataques de pánico, los que os preguntáis si hay de verdad manera de salir de ese ciclo tormentoso. Por eso vengo hoy a decir lo que vengo a decirlos. Pero creo que es importante que lo sepáis: yo no superé la ansiedad de un día para otro, y es posible que tampoco lo hagáis vosotros. Pero cuando miro atrás, yo no veo una larga escalera empedrada, para nada. No desesperéis: cuando miro atrás, lo que veo es un camino con altos y bajos, veo un camino adentro y afuera, veo un progreso enorme, aunque en el día a día pueda no haberlo notado.
Sé que hay quien considera que uno no puede escribir contenido decente y usar explicaciones con esquemas numéricos. Pues bien, yo no soy una de esas personas.
Así que allá voy. Cuatro ideas que te pueden ayudar a superar la ansiedad.
1. Todo lo que te sirva, sirve
Sencillo, ¿no? Pues os aseguro que en esto vais a encontrar mucha controversia. Si a ti te funciona alinear los chacras, go for it. Si te funciona la autoayuda, léela. Si te funciona visitar este blog, me haces muy feliz. Va a haber quien te diga que, si sufres de ansiedad, debes ir al psicólogo —o al médico, o al psiquiatra—. Pues bien, asumo de pleno el riesgo de decir esto y acepto la polémica, pero lo creo firmemente: me da igual si lo que te funciona lo hace por su efecto placebo (muchas terapias psicológicas con dudosa base científica también lo son, por más que me pese a mí decirlo). Y con esto no digo que no funcione ir a un psicólogo. Yo lo he hecho dos veces y pienso volver a hacerlo, porque sí que funciona, porque para mí es necesario, porque es esa la forma en la que yo me relaciono con mi cuerpo y mi mente. Porque me ayuda a crecer y a ordenar, o mejor, a desordenar. Pero no sirve para todo el mundo.
Así que si quieres superar la ansiedad: prueba. No me digas que no te ha funcionado una cosa, prueba con otra. No me digas que no puedes pagar un psicólogo, lee. No me digas que no te gusta la medicación, sal a correr entonces. Lo que no me vale es el cinismo desde la inactividad, desde el sofá de casa. Prueba otra cosa. Ve vídeos de personas que te inspiren en Youtube, qué sé yo, lee buenas novelas, películas que te cambien en algo. Cambia de amigos, ve a clases de yoga. Medita (te repito esta, en serio: medita). Haz algo. No te des por vencido. Todo lo que te sirva, sirve.
2. Busca la causa inmediata antes que la última
Posiblemente tienes ansiedad porque de pequeño sufriste algún trauma, que igual recuerdas o igual no, y porque tu madre, o tu padre, o tu hermano mayor tenía expectativas imposibles sobre ti, o por el contrario, no tenían expectativas ningunas y esperaban de ti siempre menos que nada. Probablemente todo esto que te digo es verdad. Probablemente, además, todo esto tiene un impacto muy real en el presente. Pero hay un pero, uno grande y pesado: te va a llevar un tiempo —y con tiempo, en el fondo, quiero decir años en algunas ocasiones— desanudar todo el entramado complejo que tu pasado supone. Pero la ansiedad, por definición, es una incomodidad urgente que precisa de atención inmediata. Así que aunque todo lo que antes te dije es importante —de veras lo es—, párate a buscarle una solución presente: ¿has aumentado tu carga de trabajo?, ¿has dejado de priorizar y las cosas se te han amontonado?, ¿estás procrastinando y el estrés no hace más que aumentar?, ¿estás dejando de tomar una decisión importante por miedo, y de ahí puede venir todo? Empieza por ahí: por hoy, por esta semana, este mes. No siempre va a funcionar, pero muchas de las veces, sí. Igual no la elimina, aunque igual sí que la disminuye. Créeme.
3. Piensa en Maslow
Esta es quizá mi preferida. ¿Quieres encontrarte bien? Hablo de encontrarte bien como meta a largo plazo, como situación sostenida de manera sustancial a lo largo del tiempo, a pesar de las circunstancias —relativamente—, a pesar de los vaivenes de la vida. Pues si quieres encontrarte bien y superar la ansiedad que llevas pegada al costado desde hace años y años, necesitas pensar en Maslow.
Maslow construyó su pirámide de las necesidades básicas hace ya casi un siglo, pero es actual y siempre lo va a seguir siendo. Podéis leer su teoría algo más a fondo aquí —yo la enseño aquí en Londres a mis alumnos y siempre gusta, así que échale un vistazo—, pero no quiero enrollarme y extenderme, solo os hablaré de algo que considero fundamental. En su pirámide de necesidades, Maslow nos explica cómo, si una persona no tiene cubierta las necesidades básicas, nunca podrá llegar al último nivel de la pirámide, y es ese el concepto con el que quiero que os quedéis.
Si quieres superar la ansiedad, necesitas comer bien. Es básico, tan básico que lo olvidamos. Y esto, por supuesto, va a significar algo diferente para cada uno, pero en el fondo sabes lo que te conviene, y si no lo sabes, tampoco tienes excusas: ve al médico, lee sobre nutrición, investiga.
Si quieres superar la ansiedad, necesitas dormir en condiciones, necesitas moverte y luchar por crear la mejor versión de ti. Tienes que dejar el tabaco, la cafeína y moderar el alcohol. Y esto es tan importante, o más, como ir al psicólogo.
Y aquí otro consejo controvertido: no pruebes a hacer un cambio minúsculo cada semana, porque así nunca te encontrarás lo suficientemente bien como para tener la motivación que necesitas para sostener un cambio importante. Esfuérzate todos los días hasta donde puedas, signifique eso lo que signifique, pero no esperes a que todo cambie de una semana a otra solo porque has pasado de fumar diez cigarrillos diarios a cinco. Y no digo que no cuente, que cuenta y mucho. Pero prueba a darlo todo. Prueba a hacerlo por dos, tres meses. Y si te caes, que te vas a caer, te levantas. Es mucho trabajo y lo sé. Pero no hay trucos para esto.
4. Crea
Ya sabéis cuánto hablo de esto, pero es que el enlace entre la creatividad y la salud mental me va a seguir por siempre fascinando. Este punto es igual el más difícil de explicar. Lo es tanto, que en el fondo me gustaría decirte que confíes en mí y te lances a crear algo, y que ya verás los beneficios por ti mismo, pero qué clase de psicóloga, o peor, qué clase de escritora sería si hiciese eso. Así que voy a explicarte muy brevemente por qué pienso que, si quieres superar la ansiedad, ejercitar el músculo creativo es la mejor inversión que puedes hacer.
Por experiencia os digo que la mente ansiosa es rígida. Nada predispone más a la enfermedad mental que la falta de flexibilidad. De verdad, nada. Si la mente ansiosa fuera una gran pecera, tendría los cristales blindados, blindados y muy oscuros, casi opacos, no fuera nadie a mirar desde afuera y entonces qué, no le fuera a entrar la luz; los peces de esa gran pecera nadarían en línea recta, para siempre jamás recorriendo el mismo trayecto, porque los peces bien sabrían que así es como nadan los peces de bien, que así es como uno nada y las demás formas de nadar no son correctas, o no funcionan igual de bien, o qué sabe uno lo que puede pasar a un pez de bien si resulta que se desvía y luego qué. Juzgad por vosotros mismos y embarcaos hoy mismo en vuestro proyecto creativo. Y cuidado, porque corréis el maravilloso riesgo de se os explote la pecera para siempre.
Ya os lo he dicho arriba, me gusta mucho hablar bien alto sobre mi pasado ansioso, mis ataques de pánico, mi personalidad adictiva. Mis antiguas tendencias destructivas, al fin y al cabo. No me da vergüenza alguna hacerlo, es más, siento que tengo una responsabilidad, que quiero de verdad compartirlo. Pienso que el tabú no ayuda a nadie, y me apetece utilizar mi plataforma para decir que los psicólogos también sufrimos, que el camino del éxito es, en ocasiones, tortuoso, que la carretera hacia la paz y la salud mental óptima a veces sufre de atascos que nada tienen que envidiarle a la operación salida, pero que si uno agarra el volante, al final llega a destino. Y destino no es más que una vida mejor, una vida más sana, una vida con menos miedo y peces de colores nadando en direcciones absurdas.
Y dime ahora: ¿Crees que se puede superar la ansiedad?
Con amor,
MF
Olá,
Obrigado pelas sábias palavras.
O meu nome é Filipe, escrevo de Portugal e estou como que “paralisado” pela ansiedade e pelo facto da medicina convencional não actuar com sucesso no meu caso. Vou retirar ao máximo a informação que disponibiliza e utilizar o melhor dos conselhos e ferramentas que apresenta.
Muito obrigado pela ajuda e partilha de conhecimentos.
Grato,
Filipe