Recuerdo el corcho que hace muchos años atrás reposaba sobre aquel escritorio en el que pretendía ser la estudiante que no era. De él colgaba un poema de Whitman, alguna frasecita rancia de Steve Jobs, un par de estampas de santos con los bordes rotos de tanto milagro y media docena de viejas fotos. Entre chincheta y chincheta, un papel roído del humo, que decía algo que yo creía entender, pero que ahora no lo creo tanto: «La acción cura el miedo».
Just do it
La acción cura el miedo
Con amor,
MF
Eres tremendamente inspiradora, María. Ya no solo como escritora, también como mujer y como psicóloga. Este post está lleno de intenciones, de coraje y de verdad. Yo también tenía un corcho parecido, plagado de frases de autoconvencimiento y de vitalidad. Algunas las sigo llevando conmigo, otras las he cambiado por otras.
Creo que la acción sí que puede curar el miedo, pero es un paso valiente y difícil de determinar. Enfrentarse, romper ese bloque, ser más grande que los problemas y las barreras. Incuso más grande que ti misma.
Gracias por estas palabras, a mí me ayudan muchísimo.
Un abrazo.
Hola, Miriam.
Qué lujo tenerte por aquí. Tú como yo sabes bien cómo funciona esta máxima: tus libros lo ejemplifican. De eso se alimenta la creatividad —¿puede haber otra manera?—, una se sienta al borde del abismo y por más que se asuste, salta.
En fin, que no nos falten nunca las agallas.
Un abrazo grande grande.
MF