Me bajo de todo.
El 4 de mayo de 2018 concebimos a Santiago. Es una fecha fácil de recordar por motivos obvios (May the 4th…), pero para nosotros fue un bonito día de primavera en el que paseamos largo y tendido por South Kensington. Comimos en Wulf & Lamb un chilli non carne vegano y acabamos la tarde cruzando el parque de Greenwich, que por aquella época del año siempre lucía en flor.
Dos semanas después me sorprendía a mí misma llorando a mares mientras escuchaba el God Save the Queen en la boda de Meghan y Harry (always #TeamMeghan): esa fue la primera señal de que algo había cambiado en mí, que de naturaleza soy tirando a antimonárquica.
Recuerdo aquel May the Force como el día en que mi historia se dio la vuelta al completo.
La maternidad es el final y el principio de todo.
Este año va a hacer cinco que nos volvimos de nuestro muy querido Londres y nuestra vida no puede parecerse menos a aquella. Es preciosa, como lo fue esa en su día, pero en un sentido más profundo y completo. Creo que de ahí es de dónde saco la fuerza para hacer lo que voy a (volver a) hacer: aquellas que nunca han saltado del precipicio no pueden confiar en que más abajo habrá una sábana invisible que las sujete.
En nuestro caso, más que una sábana invisible, creo que fue una enorme alfombra mágica: desde que volvimos, el viento nos ha soplado de cara.
Cuando el viento no parecía saber para dónde soplar
Nuestra vida no fue siempre la que es hoy. La escritora que hay en mí y que sufre de verdadera incontinencia verbal desearía cantar la vida con pelos y señales, pero la psicóloga que poco a poco se apaga sigue sabiendo que en nada nos beneficia hacerlo. Hay que abrir el grifo siempre poco a poco y saber siempre cuándo cerrarlo.
Digamos que nos mudamos a Inglaterra cobrando 6.15 la hora y desde entonces ha llovido y bien. En mi vida he hecho encuestas, he vendido seguros, he colgado abrigos en una discoteca. He servido filetones en un mesón, he limpiado cocinas, he puesto cafés, sándwiches, chupitos, copas, gachas de avena, galletitas. He hecho millones de cosas y he dejado de hacer también millones.
¿Sabes lo que he hecho siempre? Lo único que se ha mantenido constante: he escrito mucho.
Siempre he escrito mucho.
La escritura es la actividad transversal que ha cruzado mi vida de principio a fin. Lo único que me hace sentir que no debería de estar haciendo otra cosa y para lo que raramente saco tiempo estos días.
Pero no me ha ido mal. En mis años de Inglaterra acabé dirigiendo algún proyecto, ascendí, me hice un nombre, buenas amigas, grandes compañeras, trabajé con miles de mujeres y sentí que me entendía con la profesión con la que nunca me había entendido antes.
También escribí mis primeros libros, firmé con un agente literario, fiché con mis primeras editoriales y sostuve el aliento cuando mis primeras lectoras me dejaron reseñas. Aún recuerdo cuando las primeras copias de Feminismo terapéutico me llegaron al ático de Annandale Road.
Tardé muchísimo en encontrar mi camino y, cuando parecía haberlo encontrado, me volví de Londres. Me hice madre, llegué a España y me tocó empezar de nuevo. Para todas las clientas y las alumnas con las que he trabajado en estos años va este mensaje: cambiar de vida asusta muchísimo y sois unas valientes por atreveros, aunque sea, a pensarlo. Yo lo sé porque he estado ahí… y ahí estoy otra vez.
El caso es que he sido una auténtica privilegiada que se ha partido la espalda para conseguir lo que tiene. Cuando regresé a mi país y gozando de una baja de un año (gracias, UK), me pude sentar a decidir qué quería hacer. Hay algo que es evidente para mí a estas alturas y es que traer un hijo al mundo te ajusta con fuerza la brújula. Primero te la desajusta, rectifico, y después te enseña con claridad la dirección. Otra cosa es que tú no quieras o no sepas escuchar. A veces, simplemente no puedes o no sabes cómo poder. A mí me ha pasado las dos veces y las dos veces he tomado con firmeza la decisión de cambiar la vida, y como no pienso tener más hijos, creo que aquí me planto con esto de deshacerlo todo para volverlo a montar, porque energía lleva un rato…
«He aquí una valiente»
En abril de 2020 (confinamiento en España, ¿recuerdas?) tomé la decisión de darme de alta y comenzar mi actividad como emprendedora. Mi gestor me dijo que yo debía de ser la única atrevida que se diese de alta en aquel mes, y que cuando Hacienda viese mi inclusión al registro en situación tal, muy probablemente diría: «he aquí una valiente».
La realidad es que llevaba un año planeando, creando estrategia, estudiando el mercado, aprendiendo de quien más sabía, entendiendo procesos, métodos y estructuras. Justo como estoy haciendo ahora antes de hacer los cambios. Lancé servicios, lancé la web, lancé El Faro y desde el primer mes aquello funcionó como un transatlántico. De hecho, siento que esa es muy buena comparación: iba a buena velocidad (acabo de preguntarle a Google: dice que unos 22 nudos/hora) de modo continuado, pero también sostenía una gran responsabilidad. La sensación era fluida, pero pesada.
Con el tiempo refiné la maquinaria y estoy orgullosa de decir que he podido trabajar con miles de alumnas y clientas en estos tres años, y que el emprendimiento me ha dado unos primeros años de maternidad maravillosos. Con la honrosa excepción de los primeros meses en los que trabajé MUY por encima de mis posibilidades, he disfrutado de una vida abundante, flexible y tranquila.
¿Por qué vengo a contarte entonces que lo cierro todo?
Ayer leí en la newsletter de James Clear una frase-dardo que claramente escribió para mí:
“It´s hard to build momentum if you´re dividing your attention”.
(Es difícil construir momentum si estás dividiendo tu atención).
Hace dos años se me ocurrió una idea para dejar de saltar de flor en flor: escribiría una saga y me dedicaría a escribir libros en ella en los siguientes años. Las que tienen tendencia a dispersarse como yo reconocerán que es una buena idea: creas el tablero, diseñas los muros y te juras que no vas a saltártelos. Te-lo-juras. De esa manera tan sencilla, dejaría de meterme en cada uno de los charcos que la vida tiene la graciosa costumbre de ponerme por delante y conseguiría enfocarme en algo.
De eso hace dos años y, un negocio a media mecha y otro hijo más en medio, he conseguido publicar la primera obra de Santaurora. Estoy muy orgullosa del resultado y tengo una fe muy loca en el potencial que tiene. Quiero escribir más, a mejor ritmo y demostrarme lo que soy capaz de hacer.
Pero en estos años también se me han ocurrido proyectos nuevos que han visto la luz, productos, sesiones, talleres y un sinfín de estrategias para procrastinar en la escritura, y quisiera que nadie malentendiera esto: amo mi profesión como psicóloga, de ahí que me sea tan fácil liarme, pero mi Faro siempre ha sido escribir.
Escribir me es más difícil y más cansado que sacar un proyecto nuevo en mi emprendimiento, de modo que al final siempre acabo haciendo eso. Escribir a buen ritmo requiere de una energía mental que raramente tienes si te inundas de trabajo y tienes a los niños contigo mil horas al día.
Y cuando amas varias cosas y tu vida comienza a complicarse con asuntos de adultos, a veces tienes que elegir, porque la realidad es que no puedes hacer deporte, y meditar, y escribir, y cuidar a tus hijos sin ayuda externa, y dar pecho, y hacer baby led weaning, y salir al campo a mitad de cada mañana, y mantener amistades, y tener creatividad sin límites, y dormir poco, y estar encima de un proyecto empresarial que funcione como lo tiene que hacer.
Y aquí estamos: al final de una larga pirueta mental que aterriza sobre la inevitabilidad de coger las riendas de la vida, porque si no lo hace una, la vida acaba por hacerlo sola. De forma que, o decides tú, o decide el tiempo. O haces los sacrificios que tienes que hacer por aquello que quieres, o lo que se sacrifica es justo eso que quieres.
Este es el plan: qué va a pasar de aquí a septiembre en mi vida y por qué te lo cuento
Que nadie diga nunca de La Fornet que no tenía un plan: las cosas saldrán como salgan, pero por mí que no quede.
Tras mucha conversación con familia, amigas, marido y servidora en forma de infinitos kilos de insaciable rumia, he dividido los siguientes meses en cinco fases bien diferenciadas en las que voy a acompañar a mis últimas clientas y alumnas con la mejor de mis energías, más aún sabiendo que serán las últimas.
Quiero que sepáis que voy a daros mi mil por mil: quiero irme por la puerta grande ayudando a todas las que pueda sin dejar un átomo de conocimiento y experiencia sin usar.
Fase 1. Mayo: Últimos servicios.
En mayo voy a sacar las últimas plazas para trabajar con clientas de coaching. Acompañaré a…
-Mujeres en busca de un gran cambio de vida
-Mujeres atascadas en una decisión
-Mujeres que quieren montar un proyecto de emprendimiento
-Psicólogas, coaches, terapeutas… que quieran montar un negocio digital
-Escritoras o creativas que quieran entender la maquinaria digital que hace falta para vivir de esto
Os iré contando en newsletter y redes sociales qué y cómo tengo pensado hacerlo.
Voy a sacar un número muy limitado de plazas y vamos a trabajar juntas en sesiones muy contadas hasta junio. Repito: las últimas. Si alguna vez has querido trabajar conmigo, este es tu última oportunidad para hacerlo.
No es un decir: la última, así que comienza a darle una vuelta.
Fase 2. Junio: Últimos productos.
Voy a retirar TODOS los productos del mercado de aquí a siempre.
Mi intención es dejar solo El Faro, que estará en bundle con La LLAVE + TRAVESÍA a partir de junio, con la particularidad de que no podrán adquirirse a partir de julio por separado y que van a casi duplicar su precio.
Me explico. A partir del 1 de julio, solo quedará disponible El Faro a casi el doble de su precio habitual, porque se le incluirá La LLAVE y TRAVESÍA de regalo. Esto estará así hasta julio de 2024 y, a partir de ese momento, evaluaré si merece la pena seguir teniéndolo así o también lo dejo ir, pero soy consciente de que El Faro sigue acompañando a muchas mujeres y es lo único que se va a quedar de mi vida anterior. No solo eso: El Faro es una extensión de mis libros de no ficción (Feminismo terapéutico y Una mansión propia), hablo de ellos en mis ensayos y quiero darle un año más por si llegáis de un modo u otro a él.
El resto de los productos seguirán disponibles durante todo junio para desaparecer después.
A saber:
LOS TALLERES GRABADOS:
–Taller escribe tu libro de no ficción
–Seminario Feminismo terapéutico
–Accionable: construye tu habito llave
LOS EDITORIALES
–Últimos editoriales de La Comunidad (solo van a estar a la venta los que tengo en stock de cada edición, que no son tantos, y probablemente en bundle, así que echa un ojo ya):
- Escribe tu historia
- Construye un hábito
- Conócete a ti misma
- Cree en ti
- Ilusiónate
- Planificación efectiva
- Desatáscate
- Espacio de reflexión
- El poder del reto
- Psicología de la creatividad
- Psicología de la abundancia
- Revisión estratégica
LAS MASTERCLASS DE EL FARO:
–Masterclass creación de sistemas
–Masterclass Fuerza de voluntad
LOS PRODUCTOS ESTRELLA
Te hablaré de todos estos productos, talleres y editoriales en la segunda fase del proceso de cierre (el 1 de julio no quedará nada de todo esto) y te explicaré cómo y cuándo puedes adquirirlos, así que estáte atenta porque van a desaparecer.
Fase 3. Julio: Libro 2 de Santaurora
Esto voy a intentarlo muy muy fuerte, pero ya ves que tengo unos meses entretenidos por delante. Creo que puedo hacerlo, pero si por algún motivo no puedo, esto solo subraya que la decisión que estoy tomando es la correcta: una puede lo que puede y así está bien.
Fase 4. Agosto: me voy de vacaciones a Inglaterra
Yo tenía una ilusión cuando me volví y esa era que viviría en Málaga, pero volvería los veranos con mi hermana, mi cuñado y mis sobrinos y les enseñaría a mis niños el país que nos devolvió la fe en nosotros mismos. AMO Inglaterra con todo lo que hay en mí. Amo la campiña, amo Londres, amo los tejados de pizarra, amo las ventanas que no encajan, amo sus tacitas de porcelana, amo su literatura.
Este es el primer verano desde que volví en el que no hay pandemia y no estoy embarazada, así que estamos ilusionadísimos. Quiero parar. Quiero decir: quiero PARAR, con mayúsculas. No puedo decirte cuánto hace que no paro de verdad y estoy segura de que no soy la única en esto. Llevo años sin parar de trabajar una semana completa, incluso en mis bajas maternales he estado ideando una cosa u otra: es el espíritu de los tiempos. Pero los años me han convencido de que para crear necesito, primero, hacer espacio, y estoy dispuesta a obligarme a conseguirlo.
Inglaterra parece un sitio estupendo para empezar a practicarlo: es un verano especial porque celebraré allí mis cuarenta.
De algún modo siento que mi segunda vida empezará ahí.
Fase 5. Septiembre: empieza mi nueva vida de escritora
Mi bebé Rodrigo entrará en la guardería algunas horas para entonces y mi vida volverá a tener cierto orden. Llegarán también los virus, las fiebres, echarlo de menos infinito y todo lo que implica la entrada en el cole, pero quien ha pasado por aquí ya sabe que es otra cosa. Yo he pasado por aquí y sé que es otra cosa.
La intención es escribir más y publicar más. Perseguir traducciones, publicitar mis libros, tratar de llevarlos a la gran pantalla, llevar más lejos el mensaje de mi no ficción.
¿Lo odiaré? ¿Lo amaré? ¿Me bloquearé? ¿Escribiré 75.000 palabras al día? Tengo verdadera curiosidad por saber qué me viene por delante y contártelo todo con pelos y señales.
Qué necesitas saber tú
Este es probablemente el post con menos adorno que he escrito en toda mi vida: nadie podrá decir que esto es literatura.
Vas a seguir sabiendo de mí por redes (TikTok, Instagram y Facebook), donde os seguiré hablando de mi ficción y mi no ficción, de mis encuentros con lectoras, de mis charlas y todo lo relacionado con mis libros y mi mensaje. También os contaré a través de mi newsletter, a la que puedes apuntarte justo abajo de este post.
No sé qué va a pasar en los siguientes años, pero en mi mente las posibilidades bailan en algún punto del continuum entre arruinar a mi familia o convertirme en la siguiente JK Rowling. También existe la posibilidad de que odie escribir a tiempo completo, que eche de menos ser psicóloga, que no sea capaz de no meterme en más charcos y acabe por emprender con algo nuevo. Tengo un proyecto entre manos que iba a salir este año y lo voy a dejar en hold hasta que le toque. Ahora voy a escribir y a centrarme. Sea como sea, voy a darme un margen de unos años para intentarlo.
Quiero intentarlo.
De algún modo extraño, me debo el intentarlo.
Lo honesto, siendo Farera Mayor como soy, es que me conceda el intentarlo.
Apúntate aquí abajo a la newsletter y atenta, porque te voy a estar contando todo esto fase por fase en las siguientes semanas. Empieza a echar un ojo a todos los programas, a los talleres, a las sesiones, porque no van a volver a ocurrir. Si tienes ya dudas, escríbeme a info@mariafornet.com y te contesto.
Y llegadas a este punto, acabo.
Os pido que leáis mis libros. Que me apoyéis. Que me compartáis. Que me reseñéis. Que me escribáis y me contéis. Que me invitéis a tertulias literarias. A dar charlas, a compartir con vosotras. Que recomendéis lo que os guste o aporte. Que os quedéis.
Os pido que seáis esa sábana tras el salto. La alfombra mágica que siento que va a seguir ahí.
Me hace ilusión pensar que en unos años mis hijos leerán esta entrada y se atreverán a hacer lo que quiera que tengan entre manos, aunque sea un poco loco y aunque suponga decir adiós a algo que es cómodo, agradable y encima funciona bien… pero que no es Faro.
Ojalá tú, la que ahora mismo me lee, te atrevas también.
Hola María, en primer lugar aplaudo muchísimo tu gran valentía por apostar todo a tu gran sueño, te deseo todo lo mejor, y me encantará seguir sabiendo de ti.
Tengo una duda, llevo recibiendo tu newsletter desde hace años ya que soy antigua alumna del Faro, ¿tengo que hacer algo para seguir recibiéndola?
Gracias por todo lo que nos vas enseñando y todo lo mejor te deseo.
Me encanta leer tu historia y proyecto. Me inspira a tomar decisiones para planear de mejor manera y parar, darme el tiempo que necesito para organizar lo que realmente quiero en la vida
Gracias.
SuperFornet, tú suelta, salta y confía, querida. Que seguro que abajo somos muchas ya agarrando los bordes de esa sábana extendida, tía. Muchas y tres que yo me sé con la piel divina. La agarramos fuerte por si acaso, con la seguridad de que no vas a necesitarla. ¡A volar, farera mayor del reino!
Mi admiración e inspiración por ti es aún más fuerte hoy con esta decisión. Te deseo todo la calma y fuerza para ir por tu nueva vida de escritora full time.
Mi sueño es estar celebrando un libro o una charla tuya en persona. Yo soy de Chile y me ilusiona que vengas para acá o yo viajar a donde estés! Trabajaré para ello!!
Un abrazo grande. Jasna