La escritura terapéutica funciona, de eso no hay duda. Mucho se ha hablado del poder terapéutico de la escritura. Sabemos que es expresión catártica, que es grifo abierto desde el que dejar fluir lo que uno lleva dentro. Pero poco se habla de algo un poco más complicado que eso: La magia terapéutica de la ficción.
Pertenezco a la generación de los diarios. Cada noche, desde que aprendí a juntar letras y a hilar sujeto y predicado, escribía una, dos y hasta tres hojas en un cuaderno. Los comenzaba con nuevas intenciones y retos: las páginas en blanco siempre suponían, y aún suponen, un nuevo comienzo a todo. Un comienzo sencillo y cotidiano, de esos a los que todos podemos enfrentarnos. Sin lucha, sin dolor.
Escribía ahí un poco de todo. Sobre lo que había pasado en mi día, las cosas que no me habían hecho sentir bien o, al contrario, aquello que me había alegrado por un motivo u otro. También plasmaba en él la Bridget Jones que durante mucho llevé dentro: los cigarrillos que había fumado, los kilos que pesaba, los propósitos de enmienda.
Todos entendemos esa parte liberadora que tiene la escritura terapéutica. Es fácil de explicar, es fácil de sentir:
«Si sientes que algo te escarabajea dentro, pidiéndote libertad, abre el chorro y déjalo correr tal y como brote.» Miguel de Unamuno.
Pero no hace tanto que descubrí una parte mucho más potente: la magia de la ficción.
La magia de la ficción:
La magia de la ficción, y de la escritura terapéutica, se hace patente en la relectura, de ahí su gracia. Uno escribe personajes y tramas, diferentes hilos argumentales y teje una trenza con ellos. Es un proceso muy parecido al de los niños con los muñecos: los sujetas con las manos y retiras un poco tu cuerpo, para que no afecte en demasía a la escena. Solo cuando consigues olvidarte de que estás ahí, sucede la verdadera magia.
Tú crees entonces haber creado algo que está fuera de ti, pero nada de eso. Cuando vuelves a tu cuaderno, o a tu libro, o a tu documento de word unos días más tarde, descubres conflictos inconscientes en los que nunca habías trabajado.
Descubres reconciliaciones entre personajes que en realidad te reconcilian con alguien o algo del pasado, gestos faciales en el protagonista que de repente te dan una pista de en quién, sin tú saberlo, está basado; conversaciones que resuelven miedos o perdones que ponen punto y final a miedos antiguos. Ese es el poder de la escritura terapéutica.
Eso me ha pasado al acabar de escribir Azul Capitana. La edición del libro ha sido una sorpresa tras otra: a veces la represión consciente es tan fuerte que los conflictos internos saltan al papel de manera obvia para todos los que tienes a tu alrededor, excepto para ti. Y una vez lo ves claro, algo se cura por dentro.
Patrick, Sabrina Summers, Matilde Aldrich, Vincent, Sócrates, las dos rubias, Francesco, Kristine. Paul el psicólogo. Todos han deshecho algún nudo. Todos, y sobre todo una: Alejandra Olivares. Todos son una pincelada en el cuadro que es mi vida, un algo que no encontré, un miedo que acallé, una palabra que no dije en buen momento.
Quedan cuatro días para la publicación de Azul Capitana y no puedo pensar en otra cosa. La publicación de una novela deja un vacío difícil de explicar. Cuesta horrores desengancharte de lo que has vivido, pero es proceso natural y necesario el transitar ese duelo.
Estoy nerviosa, no quiero engañarte. Siempre tiene uno que calibrar las expectativas antes de dar el gran salto al vacío que supone abrirte las carnes y dejar que otros te miren dentro. Azul Capitana, como lo fue Un nudo tras otro , aunque en realidad esta vez más, mucho más, es un streptease integral. Quizá no es obvio, que ya hemos hablado de cómo funciona la ficción, pero si rascas un poco, ten por seguro que me encuentras.
Quiero acabar hoy la entrada con unos versos que me recordó mi hermano hace solo unos días y que me han servido de mantra en estas horas de incertidumbre. Estoy segura de que más de uno los reconocéis:
“Viento del Este y niebla gris,
anuncia que viene , lo que ha de venir…
No me imagino qué irá a suceder,
más lo que ahora pase ya pasó otra vez…”
Winds in the east, mist coming in. / Like somethin’ is brewin’ and bout to begin. / Can’t put me finger on what lies in store, / But I fear what’s to happen all happened before.
Azul Capitana estará con vosotros el viernes 15 de Abril en Amazon. Estoy orgullosa, feliz del trabajo que he hecho, pero llevo con los pulmones encogidos desde que comenzó la cuenta atrás para esta semana.
Con suerte, vuelvo a respirar este sábado.
Ojalá os guste mucho. Ojalá la entendáis como yo lo hago. Ojalá os veáis también en ella. Ojalá vosotros también seáis Alejandra.
Con amor,
MF
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