¡Qué sueños tan inspiradores! Y todos ellos con el potencial de aportar tanto…
Pues mi sueño no sé qué forma tiene todavía pero sí su finalidad. Quiero ayudar a crear un mundo en el que seamos más conscientes, más conectados (con nosotros mismos, los demás y la madre tierra), más humanos. Un mundo sostenible, justo, libre. Un mundo en el que seamos todos o no sea nadie. Un mundo en el que realmente lo que importe sean las personas, ayudarnos mútuamente, en el que la prioridad sea vivir.
¿Cómo conseguirlo? Aquí es donde me pierdo un poco. Lo que sé es que tiene que ver con las palabras. Sueño con escribir novelas, cuentos, relatos, ensayos, discursos que impulsen a dar un pasito más hacia este mundo. Escritos que ayuden a entendernos mejor, a acercar posiciones y a descubrir todo el potencial que tenemos individualmente y lo mucho que se multiplica cuando sumamos. Escribir y comunicar, eso es. La energía que se crea en un auditorio entero a raíz de discursos que unen e inspiran es algo que me fascina también. ¿Es demasiado soñar eso?
Y sí, también sueño con mi casita en la montaña con mi chimenea, rodeada de libros y una taza de té. Esta casita tiene un jardín silvestre y una habitación creativa en la que escribiré y pintaré en las paredes. Una casita acogedora en la que jugar con mis futuros hijas/os, abrazar a mi pareja y disfrutar de los pequeños momentos.
Escrito queda y con unas mariposas en las tripas me quedo. Me emociono cada vez que lo visualizo pero me cuesta saber por donde empezar. En fin, ¡aquí queda! 🙂
